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INTRODUCCIÓN AL CONOCIMIENTO DE EL ALMUT


“Esa” manifestación se hace presente en determinados estados, inducidos o no, y se vuelve recurrente. Por su naturaleza queda relacionada automáticamente con la infancia, o a ciertos niveles de locura levantados desde las bases de la sociedad práctica, eficiente.

El Almut nace de la inutilidad práctica.

El Almut es un eslabón perdido en el crecimiento del individuo. Forma , sensación, sonido... Mínimo en su significado práctico y concreto, pero con la capacidad de unir diferentes tiempo o “momentos” del que los experimenta. Fabricando un continuo que nos da esa sensación de “estado”, donde realmente se entienden los sucesos como un todo, llegando a la verdadera y fugaz experiencia metafísica.

Es la única experiencia mistica para un hombre inquieto, oscilante, diverso.
Puede considerarse al Almut como la única experiencia mística a la que puede acceder el hombre, por su simpleza, por no pasar de ser más que una intuición, por conectarlo sólo con los reflejos de una naturaleza perfecta pero inalcanzable.

La preparación, el movimiento oscilante, es lo importante de la experiencia Almut, lo que verdaderamente interesa. Es lo que puede prolongarse en el tiempo como una disciplina, más allá de los efímeros contactos metafísicos relativos a cada individuo. El movimiento oscilante parece antinatural, poco práctico, es condenado socialmente con armas de exclusión perfectas: banalización, ridiculización, incoherencia, risa.

Las religiones y las experiencias llamadas metafísicas por algunos son bienvenidas dentro de la formación de un oscilante, pero se consideran puramente artísticas, con el valor inabarcable que el término encierra.

El Almut es un intento, que se realiza sólo como recorrido o “estado”, de graficar una experiencia personal y singular que pueda repercutir en otros al transformarse en un relato en el que se intuyen, y sólo se intuyen, ciertas claves y respuestas compartidas.